La primera cita sobre el Alcázar Viejo data del año 1317. Por aquel entonces aún no existía el famoso Alcázar de los Reyes Cristianos, por lo que la acepción Viejo sólo puede relacionarse con el alcázar musulmán existente en el momento de la conquista de la ciudad, llevada a cabo por las tropas de Fernando III el Santo, y que se encontraba situado en el emplazamiento de los actuales palacio Episcopal y seminario de San Pelagio, perdurando hasta finales de la primera mitad del siglo XIV. Según esto, en Córdoba existía un alcázar que, por su antigüedad o por su estado, resultaba ser viejo en comparación con el alcázar musulmán existente en el momento de la conquista.

A comienzos del año 1399, el concejo municipal de Córdoba solicitó al rey Enrique III autorización para realizar la repoblación del229285 356631167758711 1660886813 n denominado Alcázar Viejo, manifestando que en el extenso solar no existía ninguna edificación. El rey aceptó la propuesta y determinó que se establecieran ballesteros de ballesta (para diferenciarlos de los ballesteros de maza) con sus familias. Los ballesteros pobladores del Alcázar Viejo disfrutaban de privilegios especiales a cambio de ayudar a la defensa del vecino Alcázar de los Reyes Cristianos. El proyecto del concejo incluía, además, un amplio programa de reorganización urbanística. El barrio consta de 3 calles principales dispuestas paralelamente: Postrera, Calle de Enmedio y San Basilio; estas calles son rectas, trazadas a cordel, en claro contraste con la estrechez y sinuosidad de las calles de la Medina, deudoras de las más profunda tradición urbanística musulmana.

Pese a hacerse patente en las calles del Alcázar Viejo una nueva concepción del urbanismo, más meditado y racional, sus viviendas conservaban aún grandes reminiscencias árabes, como es el caso de la disposición de las distintas dependencias, girando en torno a un patio central, y en el que generalmente se alzaba una segunda planta, de ahí que este sea el barrio por antonomasia de Los Patios Cordobeses. Por otro lado, continuaba predominando en sus muros el macizo sobre el vano, y cómo no, el blanco de la cal, uno de los rasgos más característicos del barrio en la actualidad, y lo que lo hace tan característico. Desde los últimos años del siglo XIV, el Alcázar Viejo estuvo ocupado por judíos conversos, llegando a conformar un auténtico gueto.

A mediados de la siguiente centuria, hubo un intento de deshacerlo, pero éste fracasó en el año 1479 tras la mediación de los propios Reyes Católicos. Años después, los judíos fueron trasladados a la vecina collación de San Nicolás de la Villa, debido a las malas condiciones de salubridad que presentaba el Alcázar Viejo. El Barrio del Alcázar Viejo pertenece al área declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad de la ciudad de Córdoba, siendo una muestra única del urbanismo medieval tardío (cristiano), muy diferente del islámico (antigua Medina islámica y ciudad romana amurallada).

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