Hoy en día, muchos cordobeses veteranos aún recuerdan la imagen de la playa de Córdoba, donde podían combatir las altas temperaturas que se viven en la ciudad en época de verano.
La zona del país dónde más suben los termómetros es el Valle del Guadalquivir. En la crisis que hubo entre los años 30 y 60 del siglo pasado, los cordobeses que no se podían permitir el lujo de irse de vacaciones tenían que conformarse con disfrutar de las piscinas para combatir el calor.
Por aquel entonces, las aguas del río estaban limpias y no estaba prohibido bañarse, por lo que una buena idea para disfrutar del río era construyendo una playa, la cual comenzó a funcionar entre 1957 y 1967.
Se llamaba así: Playa Municipal del Molino de Martos. Allí se había instalado una especie de recepción con cambiadores para adquirir una entrada, por 5 pesetas, y donde se entregaba una bolsa para meter allí la ropa a cambio de un número.
Centenares de cordobeses de cualquier punto de la ciudad iban a la playa, con sombrillas y neveras, para pasar allí todo el día y el año que se cerró fue como una auténtica desgracia.
También había arena. La misma que recogían los areneros que dragaban el río para transportarla luego con decenas y decenas de burros y mulas a las diferentes obras de la ciudad para construir las casas. Además contaba con dos vigilantes, ambos contratados por el Ayuntamiento, para evitar desgracias.
La playa acabó degradándose y pasó a formar parte de un pasado en el que la ciudad no estaba tan de espaldas como ahora de su río Guadalquivir.
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