Paradores cumple 90 años al servicio de sus clientes.
Ni una avenida, ni una plaza, ni una calle. Nada. Se diría que nuestro hombre está hecho de la misma pasta que el caballero inexistente de Italo Calvino. Pero el Agilulfo de esta historia que arranca en Gredos hace cosa de un siglo no sólo tuvo nombre, también una vida intensa y apasionante y, aunque lo ignoremos casi todo sobre él, muchos de nosotros le debemos algún que otro momento feliz.
Cartel del Parador de Gredos, inaugurado el 9 de octubre de 1928 por el rey Alfonso XIII y sus 50 invitados.
Nuestro Agilulfo se llamó Benigno de la Vega-Inclán. Un completo desconocido que no es otro que el precursor del turismo en España, artífice de la red de Paradores, de las casas museo, de las guías de viaje, de los primeros folletos turísticos, recuperador de conjuntos históricos tan significativos como el sevillano barrio de Santa Cruz, fundador del Museo Romántico... Una carta de su puño y letra constata que, a diferencia del personaje del Agilulfo de Calvino, tuvo manos. Y también grandes y brillantes ideas. El facsímil de la misiva es una de las primeras piezas que pueden observarse en la exposición que Paradores de Turismo acaba de inaugurar en Madrid con motivo del 90 aniversario de la red. "Forma parte de la correspondencia que el marqués de Vega-Inclán mantuvo con Alfonso XIII y en la que se fija Gredos como el emplazamiento elegido para albergar el primer parador", explica María Gimeno, comisaria de la exposición.
La muestra, que recorre estas nueve décadas organizada en seis bloques temáticos, incluye esta especie de reveladora carta magna de Paradores fechada en 1926. Quince años antes, Benigno de la Vega-Inclán había sido nombrado comisario regio de Turismo. Pronto constató que sin una red de alojamientos adecuados sus ideas no podrían prosperar y, ante la falta de iniciativa privada, decide promover él mismo la creación de un organismo estatal para construir alojamientos en zonas con características especiales de riqueza cultural, histórica o de naturaleza. "Fue un visionario, un grandísimo viajero, un hombre culto. Paradores fue su sueño, al principio no lo concebía como algo que pudiera hacerse realidad, sólo era su sueño", añade Gimeno.
Su sueño terminó siendo un poco el de todos y la exposición repasa sus hitos. Un sueño bien asentado en algunas premisas que Vega-Inclán tuvo claras: un proyecto de calidad ligado a la rehabilitación del patrimonio, a la reivindicación del paisaje y con la vocación de dinamizar ciertas zonas deprimidas y la creación de establecimientos de carretera.
El primero
Parador de Lleida, inaugurado en verano en el convento del Roser, cuyo origen data del siglo VXII.
El 9 de octubre de 1928 se inaugura el Parador de Gredos, en la localidad abulense de Navarredonda. El rey y cincuenta invitados acuden al acontecimiento en esta nueva construcción pétrea algo sui generis entre refugio de montaña y "pequeño Escorial" que el monarca visitó en numerosas ocasiones para practicar la caza, una de sus grandes aficiones. Más tarde vendrían los Paradores de Oropesa (Toledo), habilitando el Palacio del Duque de Frías, el de Úbeda, en el antiguo palacio del Condestable Dávalos; el de Ciudad Rodrigo (Salamanca), en el Castillo de Enrique II de Trastámara; el de Mérida (Badajoz), en el convento de la Orden de Santa Clara... Objetos interesantes, documentos e imágenes repasan la historia más o menos conocida de este conjunto heterogéneo de establecimientos que todavía es sinónimo de calidad. Noventa años en los que ha habido luces y sombras, periodos más boyantes y mas críticos, nuevos proyectos y episodios históricos de gran importancia que se recuerdan en la exposición. Y de nuevo el Parador de Gredos, donde se reunieron los padres de la Constitución de 1978, como recuerdan las fotografías de aquellas jornadas históricas lejos de los focos. Peces Barba, Roca, Solé Tura, Fraga... Son muchos todavía, corrobora Gimeno, quienes piensan que fue Fraga el creador de Paradores sólo porque bajo su responsabilidad se vivieron los años de mayor expansión: hasta 11 se inauguraron en 1966.
Experiencias
Un recorrido por Paradores es un recorrido por la historia de España. Y como en esta hay luces y sombras, épocas más dichosas, períodos de crisis, de errores, de aciertos... Tras nueve años de pérdidas, según fuentes de la cadena pública, en 2015 dejaron atrás los números rojos. Vuelven los años de bonanza. En 2017 se alojaron en sus establecimientos 1,5 millones de clientes. Por nacionalidades, los ingleses son los clientes extranjeros más numerosos, seguidos de los alemanes, franceses, italianos y nórdicos. La red cuenta con más de 800.000 personas en su club de fidelización. De los 97 paradores que actualmente componen la red, el 30% se ubican en edificios considerados Bienes de Interés Cultural y un 25% están localizados en Reservas de la Biosfera. En estos momentos la red pública dispone de 10.000 plazas hoteleras y trabajan en ella 3.900 profesionales. El último Parador en abril fue el de Lleida, el pasado mes de agosto, y en la actualidad hay previstas cinco aperturas: Veruela (Zaragoza), Ibiza, Muxía (A Coruña), Guadalajara y Moreia (Castellón), y uno de sus establecimientos mas emblemáticos, el San Marcos de León, permanece cerrado hasta 2020 debido a su reforma integral.
Nuevas iniciativas invitan a estar a la altura de los tiempos, que en materia de turismo se concentran en ofrecer experiencias, convertidas en el nuevo mantra de hoteleros y promotores turísticos. Aunque alojarse en ciertos Paradores es probablemente toda una experiencia, ahora hay ciertos extras. Así, un viernes de cada mes, en el Parador de Sigüenza (Guadalajara) se celebra una noche literaria en la que un escritor se somete a las preguntas de los asistentes. Para los próximos meses está prevista la presencia de Javier Marías, María Dueñas o Almudena Grandes. En Gredos, en la época de las setas, un experto acompaña a los clientes a recolectarlas y les explica los secretos de la micología.
En el Parador de Casa de Ínsua, en Penalva do Castelo (Portugal), se puede hacer queso de oveja y participar en la vendimia; el Parador tiene vides propias y bodega, histórica y espectacular. En Cañadas de Teide, Tenerife, se ofrece a los clientes la posibilidad de observar la luna y los astros desde un lugar privilegiado y único acompañado de un astrónomo. Además de la mencionada exposición que podrá verse hasta el mes de junio en el centro Mafre, se han programado una serie de iniciativas para divulgar la historia de Paradores y de animar a los viajeros a que crucen sus puertas. La entidad ha creado un microsite donde el visitante puede encontrar la mayoría de las propuestas y algunas interesantes pistas para los curiosos sobre su historia, sus habitaciones más emblemáticas y otros secretos y planes que se irán desvelando a lo largo del año.
El día 9 de cada mes los restaurantes de Paradores ofrecen un menú especial inspirado en diferentes regiones de España. Tres entrantes, un plato principal y un postre regional por 19,28 euros, precio que rinde homenaje a la fecha de inauguración del primer parador. Se celebran también jornadas de puertas abiertas para quienes quieran descubrir cómo es el parador por dentro, su historia, curiosidades y funcionamiento. Sin necesidad de estar alojados, determinados días se podrá pasear por esas zonas con el cartel "Acceso reservado a huéspedes" que tantas veces hemos mirado de reojillo con cierta envidia mientras nuestra mirada alcanzaba a ver armaduras, bargueños, tallas religiosas... Coincidiendo con el aniversario se ha puesto en marcha un concurso para el diseño de los uniformes del personal. Finalmente, se editarán dos libros, un nuevo recetario de tapas, bajo la coordinación del biestrellado chef Mario Sandoval, asesor gastronómico de Paradores, y una interesante obra sobre arquitectura e historia de Paradores, escrita por la arquitecta María Jesús Rodríguez Pérez, quien ya hiciera una brillante y muy documentada tesis doctoral sobre la materia hace unos años.
El año conmemorativo terminará con un evento institucional en el mes de octubre, todavía por definir, que recuerde la inauguración del primer parador. Y quién sabe, si tal vez, alguien considere la posibilidad de proponer la idea de nombrar una calle marqués de Vega-Inclán o mejor aún dotar una cátedra de estudios de innovación turística con este nombre. Y saldar así alguna que otra deuda colectiva.
Parador de Córdoba "Parador de la Arruzafa"
Sobre las ruinas del palacete de verano de Abderramán I, se encuentra el Parador de Córdoba, un elegante y fresco edificio con magníficas vistas a la ciudad, con piscina y rodeado por un jardín con el nombre de “Los Naranjos”, que atesora las palmeras más antiguas de Europa.
Se cuenta como Abderramán I tuvo en este palacete su residencia, quedando plasmado en un poema. Más tarde se construyó en ese mismo lugar el Convento de San Francisco de la Arruzafa, estando activo hasta la desamortización de 1836. Unas décadas más tarde el monasterio fue adquirido por Juan Rizzi, que construyó una fonda.
En la década de los 40, la sociedad Carbonell propietaria de la finca, vende la finca a las familias Montijano Carbonell, Fresneda Carbonell y al Sindicato de Iniciativas y Turismo de Córdoba, dando origen a la construcción del Parador.
Fue el arquitecto Sainz de Vicuña, el encargado del disseño del parador, culminando su obra en 1958.
En el Parador de Córdoba se puede disfrutar de estupendas vistas de la ciudad, una estancia tranquila, fresca y reposada, y mágicas cenas en la terraza durante las cálidas noches. Hay que conocer el espectáculo de sus calles, sus monumentos, las casas encaladas llenas de flores y la alegría que desprende cada rincón.
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