El castillo de Carcabuey ha sido a lo largo de la historia lugar privilegiado desde el punto de vista estratégico y militar para el control de todas las vías de comunicación de la comarca de la Subbética, ya que en el confluían los caminos que servían de comunicación a cinco provincias andaluzas.
Se eleva sobre un promontorio rocoso que domina el pueblo y al que le da su nombre, el Cerro del Castillo, en el que se han encontrado restos y vestigios de ocupación humana en todos los periodos históricos, pudiendo remontarnos en el tiempo hasta, al menos, el Bronce Pleno como lo atestigua el hallazgo de una espada de bronce (1200 a C) conservada actualmente en el Museo Británico de Londres o una urna de cerámica del tipo Cruz del Negro (800 a C) que se halla en el Museo Histórico de Priego de Córdoba.
En época islámica fue objeto de incursiones de Ibn Hafsun, a finales del Emirato, siendo dominado y demolido por el emir Add-Allah en el 892. Conquistada la plaza por Fernando III, fue reedificado según modelos de otras fortificaciones, como las de Fuengirola o Iznajar. Desde mediados del siglo XIII perteneció a la Orden de Calatrava, hasta que en 1333 fue conquistado por Muhammad IV de Granada y reconquistado y modificado poco después por Alfonso XI, integrándose, tras múltiples donaciones en el Señorío de Aguilar.
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