Se encuentra situada a una altitud de 600 metros y a 86 kilómetros de la capital de provincia, Córdoba. Porque desde la antigüedad ha habido presencia humana en esta localidad; el yacimiento arqueológico más importante lo constituyen los restos de la que fue una ciudad íbero-romana.
Una vez en el centro de la villa, tras conocer el Museo, merece una visita obligada la iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVIII con preciosas obras barrocas en su interior. También es interesante la ermita del Calvario y para terminar una visión panorámica de toda la localidad y la comarca subbética desde el mirador que encontraremos en su parte más alta. Lugares donde se pueden realizar varias rutas de senderismo por los alrededores del Cerro de Las Cabezas. Además este municipio forma parte de la ruta turística “aceite, arte barroco, arqueología y naturaleza”. En su gastronomía es fundamental el aceite de oliva virgen para elaborar platos como sopa de habas con mayonesa, sopa de albóndigas, roscos fritos o el tradicional potaje de Semana Santa. Destacar también el relleno de carnaval, embutido que se prepara con el estómago del cerdo en dicha festividad.
La historia de Fuente-Tójar siempre ha estado ligada al aceite, a los danzantes de San Isidro, a los cerros de La Mesa y de Las Cabezas. Aquí, sobre substratos prehistóricos, de iberorromana de Sucaelo o, lo más probable de iliturgicola, que llegó a gozar de la categoría de municipium. El monte se sitúa a Oriente del citado municipio y se encuentra perfectamente delimitado por murallas de diferentes facturas que encintan una extensión de más de 20 hectareas.
Por los restos aparecidos, Fuente-Tójar cuenta desde muy antiguo en el concierto de las zonas aceiteras. Actualmente sus aceites tienen fama por su poca acidez, sabor amargo, color verdoso, olor agradable y por sus características antioxidantes, peculiaridades que le vienen dadas porque en su territorio existen diferentes variedades de plantas oleaginosas, muchas de ellas cultivadas desde épocas imprecisas. Los aceites de mejor calidad se obtienen de las variedades carrasqueña y picuda. Si le unimos su clima y orografía (Medina altitud y suelos calizos y cascajosos) podríamos decir, como ya precisaran Plinio y Columela hace 2.000 años, que es una zona bastante apta para el cultivo del olivar y, por ende, a la calidad del producto.
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