El Castillo de Belmez se alza majestuoso sobre la cima de una elevada roca caliza desde la que domina, a sus pies, la localidad de Belmez, en Córdoba.
Se tienen noticias de este castillo desde el año 1245, aunque la torre principal y la muralla son posteriores, del siglo XV. Perteneció a la Orden militar de Calatrava después de pasar por el Concejo de Córdoba. En el siglo XV, se convirtió en una importante zona de control durante la Reconquista.
Entre los años 1810 y 1812, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas se adueñaron del Castillo de Belmez, ocupándolo durante largo tiempo. Tan importante fue para los invasores franceses, que incluso repararon parte del recinto. La dominación francesa dejó una huella tan profunda en Belmez, que sus habitantes prefirieron deshacerse de ese bastión tan atractivo para sus enemigos, e intentaron destruirlo.
A la fortaleza se llega por una empinada y zigzagueante escalera que parte desde la calle Rafael Canalejo Canteroy el acceso se realiza a través de una puerta acotada, situada en uno de los cubos.
De forma alargada, su planta se adapta al terreno sobre el que se asienta, una enorme roca infranqueable por el lado noroeste por un profundo acantilado. Seis torres semicilíndricas dispuestas a lo largo de una muralla con tramos de distintos grosores rodean el recinto interior, en cuyo patio de armas perdura un aljibe, conocido popularmente como "la pisada del caballo", y que, dadas las características del terreno, siempre contiene agua.
La Torre del Homenaje, de planta pentagonal y 11 metros de altura, está dividida en dos plantas rematadas en bóvedas de ladrillo. Estuvo rematada por matacanes y almenas, elementos claramente defensivos que han desaparecido con el paso del tiempo.
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