Se denominan Iglesias Fernandinas a un conjunto de construcciones religiosas mandadas edificar por el rey Fernando III el Santo tras la conquista de Córdoba en 1236, muchas de ellas sobre mezquitas previas. Fernando III proyectó catorce colaciones o barrios parroquiales, siete en la Ajerquía y siete en la antigua Medina, llamada desde entonces Villa. Se trata de edificios en los que un marcado aire románico se entrelaza con el gótico y el mudéjar. El restaurado claustro de esta iglesia conventual -con portada barroca- envuelve esta parte de Córdoba en un ambiente casi romántico. En su interior destaca la importante colección de pinturas, sobre todo la Cabeza de San Andrés, primera obra conocida de Valdés Leal y la talla del Señor Crucificado (s. XVII).
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