La Casa del Inca Garcilaso va más allá de la recreación del ambiente propio de una casa señorial del siglo XVI, es el símbolo de una reivindicación hacia la figura del Inca Garcilaso de la Vega. En esta casa estuvo viviendo el Inca Garcilaso durante 30 años, durante los cuales escribió algunas de sus obras, Comentarios Reales, La Florida, Historia General del Perú, o la traducción de Diálogos de Amor, de León Hebreo. Todo comienza cuando a principios del siglo XX, Raúl Porras historiador y embajador del Perú, y el montillano José Cobos encontraron la que sería la primera firma como Inca Garcilaso de la Vega datado en 1563, un punto de partida decisivo para concretar la antigüedad Casa del Inca Garcilaso de la Vega. La casa se divide en tres plantas, destacando la zona de la bodega con las Botas Reales o el despacho. Entre las obras pictóricas de gran relevancia se encuentra el retrato del Inca Garcilaso, obra de Francisco Gómez Gamarra.
En quechua el término Cusco, Qusqu o Qosqo significa “ombligo del mundo”, y así era como se conocía antes de la conquista. Pero con la llegada de los españoles, se empezó a conocer otra palabra parecida, Cozco, que significa “cola de perro”, de ahí que para los quechua sea un término peyorativo.
En un primer momento firmará como Garcilaso de la Vega, y más tarde añadiría Inca, pero no con el significado de “procedente de los países andinos”, sino por el significado de “Príncipe”, acto de reivindicación y rebeldía.
La bodega no es espacio original del siglo XVI, sino que ha sido una construcción posterior y se ubica en lo que originalmente estarían las caballerizas.
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