Es creencia popular que esta fuente se ubicó en su origen en la plaza de la Corredera, hasta que, estorbando en las corridas de toros que allí se celebraban, la trasladaron a la puerta del Palacio del Vizconde de Miranda, donde hoy la encontramos.

Posiblemente su construcción date del siglo XVII. Considerada como la primera fuente erigida en la ciudad con carácter artístico, consta de un gran pilón rectangular con ensanches semicirculares en ambos lados y sendas pilastras en sus extremos, que antaño tuvieron inscripciones, rematadas por chapiteles herrerianos.

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