Se extiende por todo el sur de la provincia de Córdoba, cultivándose diferentes variedades de uva entre las que destacan Airén, Moscatel, Pedro Ximénez, Torrontés y Baladí. Sus orígenes se remontan a la llegada a España de las primeras civilizaciones mediterráneas de helenos y latinos, hacia el siglo VIII antes de Cristo. Gozan de fama internacional y son pieza fundamental de la gastronomía cordobesa. Los vinos denominados Finos, son de color pálido, secos y ligeramente amargos, con cierto aroma almendrado. Son elaborados por el clásico procedimiento de crianza biológica bajo el “velo de flor”. Los Amontillados son secos y de intenso aroma avellanado, de color ámbar u oro viejo. Los Olorosos son vinos aterciopelados, aromáticos, secos de color similar a la caoba. Los Palo Cortado son semejantes a los Amontillados en su aroma y a los Olorosos en sabor y color. Los Raya son parecidos a los olorosos, pero con menos paladar y aroma. Los Pedro Ximénez son vinos dulces naturales obtenidos a partir de uva de esa variedad, de color rubí, muy ricos en azúcares. Los Moscatel son vinos dulces naturales obtenidos a partir de mostos de esa variedad.
Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Doña Mencía, Espejo, Fernán Núñez, La Rambla, Lucena, Montalbán, Montemayor, Montilla, Monturque, Moriles, Nueva Carteya, Puente Genil, y Santaella.
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